Cuando Isabel Peña y yo escribíamos El reino, fantaseábamos con los actores que finalmente encarnarían a los personajes de nuestra historia. Sabíamos que interpretar a personajes que vemos todos los días en el telediario, sin caer en la caricatura ni el cliché, no era tarea fácil.
Teníamos que encontrar a unos profesionales que tuvieran el suficiente carisma y talento como para interpretar a esos seres que todos tenemos en el imaginario colectivo de manera realista y creíble. Y nos esforzamos en conseguirlo.
Que el espectador entrase en la historia y no viera a personajes sino a personas era nuestro principal objetivo. Que los actores no hicieran “de malos”, solo por el hecho de que fueran a encarnar a posibles corruptos o a posibles imputados, a personas que la opinión pública tiene en el punto de mira, fue el mantra a seguir en el cásting y en los ensayos y rodaje.
Puedo decir finalmente que estoy totalmente satisfecho con la totalidad del elenco de la película y por fortuna la Academia ha decidido valorar concretamente a cuatro de ellos.
Antonio de la Torre. Trabajar con Antonio de la Torre significa estar a prueba constantemente. Estar alerta para no defraudarle, para que no te pille en un renuncio. Es una máquina de emociones a la que hay que seguirle el ritmo. Su talento no descansa.
He experimentado esa sensación en Que Dios nos perdone y sobretodo en El reino, donde está en todas y cada una de las escenas de la película.
He acabado exhausto y enamorado de este actor, compañero y amigo al que debo tanto y que si hace algo, sea lo que sea, lo hace de verdad, sin filtros, dando todo lo que tiene, agotándose cada jornada y volviendo al cien por cien a la jornada siguiente.
Antonio trabaja eligiendo una idea que le convenza (o nos convenza). Cuando llega a esa idea, ya sabe lo que tiene que hacer en el set. No se desviará de ella nunca.
Esa idea germina en él y crece dentro hasta que se apodera de su cuerpo y de su alma, y ya es el personaje.
En El reino, tuvo y tuvimos que vernos con muchas personas que pertenecen al mundo que queríamos retratar (políticos, periodistas, jueces y algún que otro imputado). De esos encuentros nació la idea que él buscaba (buscábamos) y de esa idea creció en él Manuel López Vidal, el personaje que, espero, le permita ganar su primer premio Goya a Mejor Actor Protagonista.
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